
El año nuevo me recibió con un fuerte resfrío, nada grave que una sopa de pollo y unos confites de jengibre no puedan curar. Ya dejé de tener voz de mae, pasé a perro y voy evolucionando a gallo, evidentemente todo va mejor. Recuerdo a Karla diciendo que en esos estados no quería tener sexo ni con Brad Pitt, mmmm no, no estoy tan grave.
Estas noches me recuerdan más que nunca a Tita, que se levantaba en las madrugadas cuando mi tos no la dejaba dormir, porque "esta chiquita no puede seguir así". El remedio era el zepol, hasta en las orejas (literalmente en las orejas!).
Será por eso que Mami y yo insistimos en traerla, en achacarle la luz que se apaga y se prende, la música que viene y se va y la puerta que se cierra. Naty dice que yo no le tengo miedo a los fantasmas porque todavía no me han jalado las patas, yo, duermo con los pies bien cobijados, por si acaso.
Trabajo nuevo, resfríos, juegos y fantasmas para recibir el 2008. El corazón va mejor.
1 comentario:
El zepol de mi abuela era seguido por crucecitas de yodo y una forrada en periódicos! Pero yo creo que lo que curaba era el beso en la frente que me daba cuando me dejaba ya envuelto como le enseñó el papá que vivió 92 años... De tener un fantasma, el de mi abuela sería un dragón bueno y estoy seguro de que en algunos días en que me encuentro de rodillas bajo el peso del mundo me cobija con sus alas y me da de nuevo besos en la frente... ya me atacó la nostalgia!.
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