martes, 25 de marzo de 2008

te llegó tu hora

Te llegó tu hora. Eso dijo el cerdo al verla saliendo del baño. Ella no entendía nada. Doce años siendo policía y nunca había sufrido heridas, ni durante el combo del ICE, o cualquiera de las huelgas, persecusiones o requisas, tuvo que sufrirlas adentro.
No imaginaba él, no sabía, que esa mujercita de metro sesenta se iba a encargar de demostrarle que a una mujer no se la toca. Ay amiga, no sé de dónde saqué fuerzas pero las saqué. Él era del doble de su tamaño y de su peso. Quedó inconciente.
Salió con los genitales por fuera, eso fue lo que más me indignó, no sé de dónde, pero la fuerza salió. Le avisó a uno de sus compañeros para que llamara una ambulancia y a él lo llevaron inconciente. Ella tenía varias heridas, le pegó fuerte.
Después de eso siguió siendo su jefe durante mucho tiempo. Le hizo la vida imposible, la envió sola a los lugares más peligrosos del país. La mortificó, le dijo cosas todos los días, como si intentar violarla no hubiera sido suficiente.
Ella dejó de dormir, lloraba, estaba asustada todo el día, todos los días.
Como dice G, tras de cuernos, palos. Un día de trabajo, le llegó una notificación del Ministerio, era despedida, por causa justa, por haber agredido a un oficial. El macho agresor, conservó su trabajo por un año más. Ay Vi, yo ahí no vuelvo, es que no te imaginás la persecusión.
Parece una película de bajo presupuesto de esas que hacen para cable, lo sé. Pero es la historia de mi amiga G. Ella es una mujer fuerte, pero Mañana en la mañana es el juicio. Y creo que ahora
G, es a vos a la que le toca decir, te llegó tu hora. Ánimo, amiga!

jueves, 20 de marzo de 2008

aireeeeeeeeeeeeeeee


Aire, aire.
no una brisa sino un torbellino de aire,
aire, aire...
que se lleve a los monstruos
que se han hecho dueños
de todos los sueños
que fueron razón.
Aire, aire,
tantos buzos alados surcando el aire,
aire, aire
que no hay dios que circule
con vuelo insumiso
por el paraíso
del camaleón.
Aire, aire, aire, aire...
necesito respirar,
que me niego a comprender, amor,
que ya nunca pueda ser, amor,
verdad la verdad...
pero qué verdad, pero qué verdad
amor...

Aire, aire,
no hay perfume que valga si falta el aire,
aire, aire...
de qué sirve que huela a jardines el viento
si falta el aliento
que atrapa la flor...
Aire, aire,
aire de vendaval que revuelva el aire,
aire, aire...
aire airado que arrastre
esta larga locura
que escupe basura
cuando habla de honor.
Aire, aire, aire, aire...
Aire, aire,
no una brisa sino un torbellino de aire,
aire, aire
que se lleve a los monstruos
que se han hecho dueños
de todos los sueños
que fueron razón.


Luis Eduardo Aute

lunes, 17 de marzo de 2008

magic doors


I can't deny what I've become
I'm just emotionally undone
I can't deny, I can't be someone else

when I have tried to find the words
To describe this sense absurd
Try to resist my thoughts
But I can't lie

I've been losing myself
My desire I can't have
No reason am I for

I can't divide or hide from me
I don't know who I meant to be
I guess it's just the person that I am

Often I've dreamt that I don't wait
Enjoy the gift of my mistake
Like then again I'm wrong and I confess

I've been losing my self
My desire I can't have
No reason am I for

Portishead

jueves, 6 de marzo de 2008

Nada




Cuando una trata de ejercer la profesión que escogió, o mal escogió, le pasan cosas curiosas. Como hoy. Fui a una institución estatal a pedir una información. Me atendieron muy amable y diligentemente. Yo iba bien preparada, con mi solicitud por escrito, y hasta los artículos de la ley que me amparaban bien detalladitos. El señor recibió mi carta, y fue a algún lugar a traerme el expediente que yo necesitaba. A los casi diez minutos volvió y me preguntó: "Disculpe señorita usted es la abogada?". No señor, no lo soy. Ah bueno, ya vuelvo. Al rato vuelve, insiste, entonces señorita, usted, representa a la empresa? No, señor, tampoco soy representante de la empresa. Ah bueno. Se va. Vuelve. Dígame, es usted dueña de la empresa. No señor, no estaría aquí si lo fuera, créame. No hay problema. Se va. Viene. Mire señorita pero explíqueme bien, usted no es abogada, no es representante de la empresa, no es la dueña? No señor, yo no soy NADA. La cara de alivio de ese señor no se borra de mi mente, claro ahora todo cobraba sentido, yo no era nada, así todo es más fácil. No le puedo dar la información, déjeme firmarle el recibido.