Te llegó tu hora. Eso dijo el cerdo al verla saliendo del baño. Ella no entendía nada. Doce años siendo policía y nunca había sufrido heridas, ni durante el combo del ICE, o cualquiera de las huelgas, persecusiones o requisas, tuvo que sufrirlas adentro.
No imaginaba él, no sabía, que esa mujercita de metro sesenta se iba a encargar de demostrarle que a una mujer no se la toca. Ay amiga, no sé de dónde saqué fuerzas pero las saqué. Él era del doble de su tamaño y de su peso. Quedó inconciente.
Salió con los genitales por fuera, eso fue lo que más me indignó, no sé de dónde, pero la fuerza salió. Le avisó a uno de sus compañeros para que llamara una ambulancia y a él lo llevaron inconciente. Ella tenía varias heridas, le pegó fuerte.
Después de eso siguió siendo su jefe durante mucho tiempo. Le hizo la vida imposible, la envió sola a los lugares más peligrosos del país. La mortificó, le dijo cosas todos los días, como si intentar violarla no hubiera sido suficiente.
Ella dejó de dormir, lloraba, estaba asustada todo el día, todos los días.
Como dice G, tras de cuernos, palos. Un día de trabajo, le llegó una notificación del Ministerio, era despedida, por causa justa, por haber agredido a un oficial. El macho agresor, conservó su trabajo por un año más. Ay Vi, yo ahí no vuelvo, es que no te imaginás la persecusión.
Parece una película de bajo presupuesto de esas que hacen para cable, lo sé. Pero es la historia de mi amiga G. Ella es una mujer fuerte, pero Mañana en la mañana es el juicio. Y creo que ahora
G, es a vos a la que le toca decir, te llegó tu hora. Ánimo, amiga!
No imaginaba él, no sabía, que esa mujercita de metro sesenta se iba a encargar de demostrarle que a una mujer no se la toca. Ay amiga, no sé de dónde saqué fuerzas pero las saqué. Él era del doble de su tamaño y de su peso. Quedó inconciente.
Salió con los genitales por fuera, eso fue lo que más me indignó, no sé de dónde, pero la fuerza salió. Le avisó a uno de sus compañeros para que llamara una ambulancia y a él lo llevaron inconciente. Ella tenía varias heridas, le pegó fuerte.
Después de eso siguió siendo su jefe durante mucho tiempo. Le hizo la vida imposible, la envió sola a los lugares más peligrosos del país. La mortificó, le dijo cosas todos los días, como si intentar violarla no hubiera sido suficiente.
Ella dejó de dormir, lloraba, estaba asustada todo el día, todos los días.
Como dice G, tras de cuernos, palos. Un día de trabajo, le llegó una notificación del Ministerio, era despedida, por causa justa, por haber agredido a un oficial. El macho agresor, conservó su trabajo por un año más. Ay Vi, yo ahí no vuelvo, es que no te imaginás la persecusión.
Parece una película de bajo presupuesto de esas que hacen para cable, lo sé. Pero es la historia de mi amiga G. Ella es una mujer fuerte, pero Mañana en la mañana es el juicio. Y creo que ahora
G, es a vos a la que le toca decir, te llegó tu hora. Ánimo, amiga!